17 octubre 2015
Paisajes Encontrados, el
título de la exposición, nos presenta una conceptualización de un espacio
abierto, nos propone una abstracción de las formas que cada uno de nosotros
relaciona con la imagen que tiene del paisaje. Para su autor, un paisaje es
como una fotografía, un disparo en blanco y negro, con el que captura su luz y
sombras. Quien lo observa, puede elegir en que focalizarse, sin el color que catalice
el palco escénico óptico. En este sentido, claroscuro, es pasar de un lugar a
otro, desde el interior hacia el exterior.
Desde siempre el ser humano ha sentido la necesidad
de representarse su mundo, no solamente todo lo que le rodea, sino también todo
el mundo fenoménico de su psique. Por esto que una obra no se puede explicar,
como los símbolos o los sueños que operan a un nivel invisible e íntimo: el de
las sensaciones - que pueden ser reales como los sentidos - o etéreos - como
los recuerdos.
Como la mayoría de las cosas, el paisaje tiene la
capacidad de evocarnos sensaciones, olores, recuerdos, sentimientos y deseos.
Se podría decir que es un microcosmos interior que el autor ha ido trabajando a
lo largo de su experiencia, no solamente pictórica, sino también como vivencia.
Esta exposición se ha planteado como un
viaje desde los comienzos artísticos del autor hasta hoy. Un viaje no es otra
cosa que una búsqueda. El significado del viaje, sin embargo, no se
encuentra en el movimiento que se cumple, sino en las intenciones que empujan a
ponerse en marcha. A menudo, lo que mueve es una sensación vaga de algo
inacabado o incompleto, que nos hace desear encontrar la unión con nosotros
mismos. Este recorrido que el autor hace hacia sus orígenes artísticos, le ha
hecho comprender que ser pintor para él, significa ser creador y, al igual que
no existe un solo paisaje, no existe una sola experiencia artística, sino que
su especialización se ha abierto al horizonte de las diferentes técnicas, como
un paisaje que se adapta a las circunstancias del clima, de la posición
geográfica, él se abre a todas las posibilidades pictóricas.
El ciclo del pintor/hombre es como el ciclo
de la naturaleza, que se vuelve a replantear en la misma manera que los
elementos, visibles e invisibles, componen el ambiente que le rodea.
Volver al origen para el autor no significa
regresión, sino apoderarse otra vez de todo lo que se ha ido perdiendo durante
los años, y adaptarlos a este presente.
Silvia Ghedini